Un día de verano, seco y caluroso, el gorrión estaba volando sobre su bosque. De repente vio un fuego que comenzaba a lo lejos. Raudo y veloz, fue a un lago cercano, cogió una gotita de agua con su pico y fue volando hacia allá.
De camino se encontró con muchos animales que huían en dirección contraria. La mayoría le ignoraban, pero otros le decían que se diera la vuelta, y aun había los que le increpaban por su necedad.
Casi llegando al incendio se encontró a su amigo el estornino, que cuando le vio le cogíó por los hombros.
—Amigo gorrión, no vas a conseguir nada con tan poca agua, ¿qué crees que estás haciendo?
El gorrión le miró seriamente.
—Mi parte.
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